La cistitis y el verano: el peligro del bañador mojado

Durante el verano, se rompen las rutinas, nos relajamos y bajamos la guardia en diversos aspectos de nuestro día a día. Es tiempo de descanso y la rigidez del calendario queda relegada a un segundo plano cuando estamos en la playa o en la piscina, lugares en los que también mostramos cierta vulnerabilidad ante diferentes problemas de salud. Y casi siempre por descuidos.

Así por estas fechas, proliferan los consejos médicos al respecto de la exposición solar, sobre el ejercicio físico en las horas centrales del día, la precaución en las piscinas por los hongos o las picaduras de diferentes especies marinas en la playa. Este mes de junio, con el verano ya empezado oficialmente, en TodoSaúde nos centramos en el efecto que tiene la humedad de los bañadores en nuestro cuerpo. Algo tan sencillo, y también tan habitual, puede conducirnos a la cistitis y a sus complicaciones.

Permanecer con el bañador mojado durante un tiempo prolongado aumenta considerablemente el riesgo de padecer esta infección urinaria, que está causada por la bacteria ‘escherichia coli’. Este patógeno no es un agente externo a nuestro cuerpo, sino que habita de forma natural en nuestro intestino. El problema surge al proliferar y trasladarse a la vejiga. Entre los factores que provocan el aumento de su actividad, se encuentran el descuido en la higiene o la humedad persistente en el bajo vientre, así como en la zona urogenital. 

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas más comunes son el dolor y/o picor al orinar, las prisas desmedidas por miccionar y un incremento en la frecuencia con la que se acude al baño. También se suele dar el caso en que, pese a las ganas y la imperiosidad, la cantidad de líquido expulsada sea escasa. Con frecuencia se produce la alarmante hematuria, que no es otra cosa que la presencia de sangre en la orina. Pese a lo preocupación que puede suscitarnos, no reviste mayor gravedad. (Por supuesto, ante su aparición, se debe recurrir a la atención médica de forma inmediata para descartar complicaciones u otras dolencias).

La infección de orina puede darse también en las vías altas (recibiendo el nombre de pielonefritis) o ascender incluso a la zona renal. Es en estos casos donde se suceden complicaciones de mayor calado como son la fiebre, la cefalea, los vómitos o un creciente malestar general.

Prevención y tratamiento

Las principales medidas de prevención pasan por una correcta higiene urogenital, evitar los baños prolongados y la humedad persistente en la zona, miccionar con frecuencia, vaciar al completo la vejiga y controlar tanto la alimentación como los trastornos del tránsito intestinal, ya que cuestiones como el estreñimiento pueden derivar en complicaciones de este estilo por simple proximidad anatómica. Las prácticas sexuales también son un factor a tener en cuenta, así como determinados productos anticonceptivos que pueden repercutir en las infecciones de orina y en su frecuencia.

Como toda infección, la cistitis debe ser diagnosticada, tratada y controlada por personal médico. La automedicación, por supuesto, nunca es una opción.

Hombres y mujeres

La infección de orina afecta de forma desigual según el sexo. Las variaciones se dan en la frecuencia, gravedad y persistencia. En términos generales, su incidencia es mayor en el caso de las mujeres con cuadros leves. Para los varones, pese a que se producen con menor frecuencia, a posibilidad de que registre complicaciones o ascienda a infección renal es considerablemente mayor.

Para más información, aclaraciones o preguntas sobre la cistitis o cualquier otro riesgo habitual durante el verano, consulta con TodoSaúde.

Y ante la duda, no esperes: cambia el bañador.

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